jueves, 4 de febrero de 2016

Viajando por el mundo: China: Pekín (Beijing)


Todo el mundo habla de hacer el triángulo en China: Pekín, Siam y Shanghai, cuestión interesante y que atrae al turismo de masas, pero en mi caso, decidí hacer simplemente Pekín, a fondo, y analizar lo visto para luego decidir entre ese u otro destino. Mi visita a Pekín fue en el año 2005 y se corresponde al Pekín preolímpico, por lo que era de esperar un ambiente más natural y menos occidentalizado. También coincidió con la época del arranque desarrollista, pero no comparable con la ciudad de hoy en día, que según me cuentan nada o poco tiene que ver ya.
Templo de los Lamas
Partir de una vivencia como la adquirida en Egipto, hacía difícil la capacidad de impresión que pudiera producir aquello, pero, sinceramente, la brecha cultural de unos y otros me hizo comprender rápidamente que China me iba a sorprender.
Y así fue como comencé esta aventura, casi sin proponérmelo, con cierta prevención, pero con una ilusión de tocar un patrimonio, cuanto menos espectacular y, sobre todo, mezclarme con las gentes de allí e intentar comprender aquella cultura, pensando era distinta al arquetipo al que estamos acostumbrado en nuesto país.
Lo primero que me sorprendió de Pekín es que no vi niños por las calles, fuera la hora que fuera. No había esa alegría de cualquier ciudad española a eso de las 6 de la tarde, donde se ven niños, familias en parques y jardines. Allí no. La sensación era de ver mucha gente pero la calle vacía.
Otra de las cosas que me sorprendió es que como occidentales que somos y diferentes en rasgos y forma de vestir (en esa época), pasábamos desapercibidos, nadie se fijaba en nosotros, era curioso, acostumbrado al acoso egipcio. Chocaba en nosotros, ese pasotismo o indolencia por las calles que a veces culminaba con la costumbre que tienen de escupir, incluso las mujeres, cosa bastante desagradable para nosotros, pero al fin y al cabo, has de aceptar, estás en su entorno.
No se en la actualidad, pero en el 2005, para entrar a un monumento o restaurante o cualquier actividad, la inexistencia de colas para esperar era sorprendente. Allí se entra como se puede, sin orden y, por supuesto, a la tercera vez, hacemos lo que vemos, sin problemas.
Barrio de los calígrafos
Nos avisaron que fuéramos ligeros de equipaje, pues allí se puede comprar muy barato todo lo básico.   Y efectivamente, tras alojarnos en el hotel, lo primero que hicimos es acercarnos al Mercado de la Seda a un par de kilómetros del hotel y allí comprar la ropa básica, aunque ara ser sincero, acabas comprando de todo. Entrar en estos mercados, que son edificios de varias plantas temáticas y dentro de ellas dispuestas en forma de tiendas o puestos con dos o tres dependientas (adolescentes), es toda una aventura, pues desde que entras hasta que sales el acoso por vender es bestial. Te empujan, te pega con una zapatilla para llamarte la atención; te llaman con nombres españoles (Manolo, Pepe, María... ) y si se enteran de tu verdadero nombre, date por perdido porque todas las plantas acaban sabiéndolo. Regatear es imprescindible y mucho. Les encanta y contra más duro seas, más les gusta. Al final siempre acaban ganado y lo saben y te venden copias malas la mayoría de las veces y copias buenas u originales de sobretiradas o fabricaciones "extras" si sabes pedirlas. Al final te llevas el primer día: vaqueros, camisas, ropa interior, estilográficas, relojes, gafas de sol, etc, todo aparentemente de marcas y la maleta de turno.
Visto uno, parece visto todo. Pues no. Nos enteramos que existen otros mercados con más cosas y mejores precios: el mercado de las perlas; el de los bolsos, etc, donde se podían encontrar verdaderas gangas y llamemos copias mejoradas de bolsos de marca, regateando y rebuscando en los lugares indicados. Todo un mundo de espionaje, aparentemente vigilado, pero consentido. Es una experiencia curiosa y digna de vivir.  Por cierto, mientras que una burda copia de Rolex no me duró ni 48 horas; un Bulgari y un Swatch, aun funcionan perfectamente ¿serían buenos?.
Tras el baño necesario de compras compulsivas y regalos para occidente, paso al aspecto culinario. Como dicen por aquellos lares, allí se como todo lo que vuela, menos los aviones y todo lo que tenga patas o o no, menos las mesas. Toda una declaración, que no se queda corta.
Probamos desde un restaurante importante, hasta la comida callejera, pasando por un Burger, en fin, toda una aventura culinaria a la que uno no se acaba de acostumbrar.
Avenida Chan Gan
En el restaurante es chocante que los platos aun teniendo el mismo nombre que los restaurantes chinos en España, no se parecen en nada. Aquí la comida es más contundente, salsas más fuertes y componentes desconocidos. Es espectacular el pato laqueado o los arroces de todo tipo, pero en cuanto entramos en el panorama de sopas y carnes la cosa empieza a complicarse, pues no sabes sus ingredientes. Lo mejor es no preguntar, porque te puedes llevar un sorpresa. Por las calles, hay barrios o zonas llenas de puestecillos muy animados desde el atardecer donde te preparan las delicatessen: gusanos, caballitos de mar, serpientes, cucarachas, alacranes..... junto con otras carnes asadas de procedencia desconocida. Alguien cercano probó unos alacranes, pero no repitió porque según decía, no sabían bien. Entre el olor, la visión de aquellos fogones y la luz distorsionante de las bombillas, decidí alejarme de aquello y retirarme al hotel a comer una suculenta tortilla a la francesa y deleitarme con otros platos más occidentales. Está bien probar de todo, pero algunos tenemos un límite, si no existe la necesidad.
Plaza de Tiananmen desde la Ciudad Prohibida
Otra cuestión que sorprende de esa ciudad es el transporte, las calles ruidosas, la contaminación. Ya en 2005 era difícil respirar. Los ojos estaban irritados todo el día y de esperar ver las calles llenas de bicicletas o motocicletas, nos encontramos con una ciudad llena de vehículos, camiones y atascos monumentales. Movernos en taxi era muy barato y relativamente rápido, porque se conocen todos los atajos, pero el que va en el asiento delantero se juega materialmente la vida, de hecho, nos jugábamos a quién le tocaba ir delante. Es curioso observar cómo en un cruce al momento se traba totalmente la circulación. Nadie respeta los semáforos, nadie cede el paso y entre motocarros, coches y camiones parece imposible deshacer el entuerto. Tras 10 minutos de congestión, milagrosamente y de una forma espontánea desaparece el atasco. No se puede creer uno cómo, pero desaparece sin más. En aquella época había un verdadero problema de entendimiento con los taxistas: no sabían inglés, pero tampoco se entienden entre ellos por la cantidad de dialectos que hablan según su origen. Aquello era Kafkiano. Al final la forma de entendernos era enseñando o una foto del destino o la foto del hotel para volver. Todo una aventura, donde el buen humor nunca faltó.
Compras, comida, transporte... son aspectos que te dejan huella y te hacen pasar unos momentos divertidos y apasionantes, así era el Pekín preolímpico. Sus gentes indolentes con nosotros, distantes, fríos, ni mucha ni poca amabilidad, muy curioso todo.
Entrada a la Ciudad Prohibida
Interior de la Ciudad Prohibida
Primera visita: Plaza de Tiananmen y la Ciudad Prohibida. Desde el hotel, tomamos el metro dirección a la Plaza Roja, contando las paradas, claro, porque allí los carteles estaban escritos con sus caracteres. Cuando llegamos a la Plaza, nos quedamos ensimismados por el tamaño. A un lado la entrada a la ciudad prohibida; al otro el mausoleo de Mao y en los otros dos, el Museo Nacional y el Gran Palacio del Pueblo. Esta imponente plaza, militarizada por cierto, tiene tristes recuerdos por la matanza de estudiantes que hubo en décadas pasadas. Esta plaza junto a la avenida Chan Gan, forman parte de las imponentes paradas militares chinas y si te quedas absorto un momento ante todo aquello, puedes imaginarte al mismo Mao presidiendo la parada. Es simplemente espectacular. Entrar en la ciudad prohibida es volver al pasado. Varias películas se han rodado allí, pero la del Ultimo Emperador es la que detalla mejor el sentido de esta ciudad monumental y patrimonio de la humanidad. Hay que dedicarle un día completo a verla. Grandiosos patios, espectaculares palacetes y estancias, el trono real, en fin, digno de ver y digno de perderse por todo aquel lugar. Cada rincón tiene su historia, su razón de ser y te da idea de cómo se desenvolvió allí la vida de la corte.
Uno de los jardines del palacio de verano
Segunda visita: Palacio de verano y templo del cielo. El palacio de verano consiste en un gran jardín con un lago interior en el que hay un Barco de Mármol impresionante (es de madera pintada para parecer mármol). Andar por estos jardines es esencial. Está lleno de rincones  y jardines independientes, con una galería muy larga, perfectamente conservada por donde pasear e imaginarte a la corte haciendo lo mimos. rincones románticos, y palacetes por todos los lados: el salón de la benevolencia, de la longevidad, el jardín de la virtud, de la armonía..... Si tienes ganas de andar aun queda un último tramo en cuesta que hay que hacer y es para acceder a la colina de la longevidad, culminada por un palacio con unas vistas espectaculares, tanto del jardín, como de parte de Pekín. 
Templo del cielo

En algunas estancias pueden verse actuaciones teatrales, muy coloridas e interesantes y que hacen de manera espontánea para los visitantes, que no siempre son turistas. Acabado el recorrido del parque, que dura toda una mañana, seguimos el itinerario de visitas hacia el Templo del Cielo. Dedicado a las cosechas es un templo precioso, finamente decorado y con unos bonitos accesos y jardines. Impresiona verlo en alto, sobre una plataforma de mármol. Ya Hacia la salida se puede ver el altar circular de sacrificios, en el que como curiosidad si alguine habla bajito contra la pared, el que está en el lado contrario de la circunferencia lo escucha perfectamente. Acabada la visita y casi la luz del día, sólo queda volver hacia el hotel y pasear por las calles aledañas a degustar exquisitos manjares en los numerosos puestos existentes.
Tercera vista: Parque Bei Hai, templo de Los Lamas y el Hutong. El parque Bei Hai o de la pagoda (estupa) blanca, pertenece a otro complejo palaciego. En e centro hay un gran lago que merece cruzar alquilando una barca, ara luego subir a la Pagoda Blanca. Desde allí hay unas vistas impresionantes del parque y bajando unas empinadas y largas escaleras salimos del complejo, cansados por supuesto, pero llenos de visiones preciosas que merecen la pena. Tras el parque llegamos al Templo de los Lamas, que acoge estatuas de porte grande del Buda Feliz y una estatua enorme de Buda, tallada en una sola pieza de madera. El templo es interesante, hay varias dependencias y se suele tardar en verlo unas 2 horas, con tranquilidad, tiempo suficiente para respirar los disntintos inciensos y otras hierbas que humean y salir un poco aturdidos pero contentos de aquellas instalaciones.Tras la experiencia del templo, nos dirigios al barrio de los calígrafos, entrada del Hutong.
Parque de la pagoda blanca
Templo de los Lamas
Para una persona que da clases sobre tecnología de la celulosa y del papel, entrar en el barrio de los calígrafos es una experiencia sin igual. En el año 102 de nuestra era, T'sai Lun inventó el papel aquí en China. Todavía se pueden ver cómo hacen los artesanos el papel mano, en la cuna de la invención, y cómo escriben con sus distintos trazos, libros, pliegos, cuadernos..... un barrio curioso y digno de no perderse, lleno de tiendecitas y pequeños almacenes con los caligrafos. Al final de la calle, alquilamos dos ricksows para recorrer uno de los pocos Hutones que quedan en Pekin. Se llama hutong a los barrios más antiguos de la ciudad, compuestas de casas bajas con patio interior, muy humildes y donde pueden vivir decenas de personas en espacios muy reducidos.

Interior de un Hutong
Visitamos una en concreto y salimos impresionados de la pobreza y condiciones de vida de estas casas. Callejeando veíamos la China profunda de la ciudad: olores de todo tipo, tiendas mal puestas para esos ciudadanos, vestidos aun con la ropa típica del partido comunista chino de décadas anteriores. Se podían ver a las mujeres cocinando en plena calle con grandes perolos en los que de alguno sacaron un gato bien cocido que le daría sustancia a aquella comida. En fin, una experiencia digna de vivir y que se queda en la retina y en la propia pituitaria. Se podrían contar más cosas que vimos en el Hutong, pero no merece la pena profundizar para no alarmar más al personal. Antes de comenzar estas visitas, nos pasamos por el mercado de los campesinos. Es una zona curiosa, donde se ponen en el suelo y te vende de todo: desde baratijas, frutas, verduras, monedas falsas... hasta verdaderos tesoros arqueológicos, que tienen tapado y conando te acercas abren una mant y te lo enseñan. Como comprar restos arqueológicos es delito, lo mejor es mirar y no tocar y mucho menos comprar. Es muy curioso y digno de visitar.


La Gran Muralla
Cuarta visita: Gran Muralla y Tumbas Ming. A una hora y media, aproximadamente de Pekin, se encuentra uno de los accesos a la Gran Muralla. Esta imponente obra, Patrimonio de la Humanidad, le deja a uno atónito ya desde que la enfila desde el autobús. Subimos a la zona más alta a través de un funicular y a medida que nos ibamos acercando, el corazón latía con más fuerza. Pisar aquellas piedras de tantos siglos y ver cómo se pierde en la lejanía te deja boquioabierto, sin saber qué decir. A pesar de un frío y brisa cercana a los cero grados, por allí había un anciano de mas de 110 años, según nos digeron, paseando tranquilamente por la Gran Muralla. Ver aquello, estar en soledad y en silencio un rato, escuchar la brisa....., todo eso te trasladaba al pasado, a imaginarte a los trabajadores construyendola, las incursiones de los invasores, en fin, andamos unos 7 km de muralla, costosos por el adoquinado, escaleras y el frío y el recuerdo de la vivencia es sensacional.

Interiro de la Tumba de Ding Ling
Tras la muralla visitamos el complejo de las tumbas Ming, que si bien viniendo de ver el Valle de los Reyes de Egipto te esperas otra cosa, no es así. Es un complejo muy interesante, pero mucho menos vistoso que Egipto. En ese entido hay que tomarlo. Visitamos la tumba más grande, la de Ding Ling, que data de 1612 que consta de una cámara central, dos laterales y la del sarcófago. Curiosa de ver.
Y aquí acaba esta visita a Beijing, ajetreada, curiosa, bonita, imponente en algunos aspectos y una sociedad en pleno desarrollismo que no escatima en el consumo de recursos naturales.Tal vez hacer la visita ahora perdería ese espíritu de aventura, de descubrir nuevas sensaciones, pero eso dependerá ya de cada uno. Me quedé con las ganas de visitar los Guerreros de Terracota de Siam, pero tal vez quede para otra vez, si bien, aun quedan muchas cosas por ver en el mundo, mucho por viajar y mucho por vivir.

En el próximo capítulo volveremos a Oriente Medio, esta vez nos sumergiremos en la cuna de la civilización: Jordania e Israel.

viernes, 29 de enero de 2016

Viajando por el mundo: Egipto: Hacia el sur por el Nilo

Si deseas empezar a viajar por el mundo y visitar las manifestacones sobre el Patrimonio de la Humanidad, mi consejo es que comiences por Egipto. Dicen que con Egipto el listón se pone tan alto, que el resto de monumentos del mundo se quedan muy por debajo en cuanto a expectativas del viajero.
No e así, con Egipto sabes valorar la diversidad del resto, sabes sacarle la esencia a las otras culturas y monumentos, en definitiva, con Egipto aprendes a leer en las piedras, en el ambiente que respiras, es el no va más de la inicicación viajera de escala global.
En esta segunda entrega, relato mis sensaciones a través de la subida por el cauce del Nilo, viajando al Sur, desde Tebas (Luxor) hasta Abu Simbel a unos 60 km de distancia de la frontera de Sudán.
El devenir del viaje por el río Nilo, nada tiene que ver con los cruceros tradicionales. Soy sincero, y para mi, que no me gustan los cruceros ni su ambiente, tenía ciertos recelos y dudas de ello, pues pensaba que se iba a convertir en una fiesta continua de los turistas. Nada más lejos de la realidad. Se deja tiempo y sitio para todos, incluso se consigue un gran aislamiento en cubierta si así lo prefieres para disfrutar de esta travesía de la manera que llena más el alma.
Por razones de seguridad no se puede navegar el Nilo desde El Cairo hasta Luxor. Se puede ir en tren, pero tampoco es aconsejable por el tiempo que se pierde y por la propia inseguridad también. Al final se opta por el avión, es barato el vuelo y merece la pena.
Amanecer en el templo de Karnak
Si El Cairo impresona, Luxor es espectacular. Templos, monumentos, tumbas, complejos funerarios, todo... lo tenemos en Luxor (antigua Tebas). El templo de Karnak con su sala hipóstila es una de las obras egipcias más singulares y bonitas. Se han rodado multitud de películas en esta zona del templo y se han recreado cientos de escenarios para otras tantas. Perderse por ese complejo merece la pena y el espíritu aventurero te lo agradecerá. Desde Karnak se puede ir por la avenida de las esfinges, recientemente habilitada, hasta el Templo de Luxor, menos espectacular que el anterior, pero digno de ver, sobre todo la conexión que tienen ambos, oculta durante muchos siglos.
Sala hipóstila en el templo de Karnak














Templo de Luxor





 
Avenida de las esfinges














Colosos de Memnom
 Si esta orilla es digna de cualquier persona que valore el arte y la historia, la otra orilla (occidental) del Nilo, no se queda corta. Cruzando el Nilo y pasando entre un hermoso palmeral y campos de cultivo regados por ese agua, nos encontramos con los Colosos de Memnom, dos estatutas faraónicas, resto de un complejo funerario hoy día inexistente, pero antesala de lo que nos espera. Lo más curioso, bello y original de Egipto: el Valle de los Reyes; los pueblos de los trabajadaroes; el Valle de las Reinas y el templo de la Reina Hatsehpsut.
Entrada a King Valley
El Valle de los Reyes constituye un elemento singular para el visitante. Si te alejas de los grupos de turistas, puedes adentrarte en el sueño eterno de los faraones, de sus tumbas, de lo que allí aconteció hace muchos siglos. Impresiona ver aquello, tantas tumbas, pero más impresiona la belleza de las mismas, sus pinturas, la propia configuración, la sala mortuoria e imaginar cómo las construyeron y cómo llevaron al faraón a enterrarlo en aquel lugar.
En mis dos viajes he tenido la suerte de ver varias de ellas KV9 (king Valley 9) Ramsés IV, KV10Amemmeses, KV11 Ramsés III; KV15 Seti II; KV17 Seti I y la KV55 Tiy. De todas ellas para mi las más bonitas y mejor conservadas han sido las de Seti I (actualmente cerrada); Seti II y Ramsés VI. En ambas visitas no pude entrar a la del Rey Tut, pero tampoco importaba, por cuanto es pequeña y todos los tesoros están ene el Museo Egipcio.
Templo de la reina Hatsetsup
Empapado de tanta historia, descubrimientos y arqueología a cielo abierto que se ve en la zona, nos volvemos hacia el templo de la Reina Hatsehpsut, impresionantemente conservado y hacia el valle de las reinas, menos espactacular que el de los reyes, pero muy curioso de ver también.
Con los bolsillos llenos de sensaciones, acongojo de la espectacularidad del entorno, de historia, arte, leyendas y de una civilización perdida en el tiempo y oculta durante tantos siglos, embarcamos en nuestro crucero y comenzamos a remontar el Nilo hasta la primera catarata.
El Nilo discurre relativamente tranquilo, con caudal y profundidad varibale, que hace que los barcos vayan haciendo unas trazadas singulares e irracionales a veces. Son varias las paradas que se hacen: Esna, Edfú, KomOmbo y Aswan, y va transcurriendo la remontada por unos paisajes preciosos, campus de cultivos, puestas de sol impresionantes, donde podemos ir viendo la forma de vida, el día a día, del campesino egipcio.
Templo de Horus en Edfú
La primera parada obligatoria es Esna. Aqui los barcos tienen que pasar por las esclusas para salvar el desnivel del río. Es una parada ajetreada. Se forman colas de barcos; lugareños "asaltando" el navío vendiendo chilabas y cualquier objeto de recuerdo; risas, griterío; en fin, un buen aliciente para pasar unas horas de parada en la que aun no se puede desembarcar. Pasada la esclusa, se atraca en la ciudad de Esna, donde se puede ver de pasada el templo de Chinum, utilizado por lo franceses como polvorín. Paseando por esas calles abarrotadas  de tiendas de souvenirs, puestos y turistas, sólo se escucha el griterío de unos y otros, siendo en su justa medida, hasta divertido, pero poco más.
El crucero sigue su travesía nocturna y ya por la mañana, se llega a la ciudad de Edfú. Ciudad curiosa por albergar el Templo de Horus que se llega a él mediante el alquiler de una calesa. Lo interesante del templo y su complejo es que se pueden ver las excavaciones que se están realizado en vivo y los descubrimientos que están haciendo.
Surcando el río se observan palmerales, cultivos, zonas inundadas con ganado; se ven a nicños jugando a la pelota en descampados de los pubelecitos y aldeas; pescadores en barquitas dando palazos al agua con los remos y que ni nos miran cuando pasamos a su lado. Viven en su mundo, en su día a día y saben que somos aves de paso que poco o nada les vamos a aportar. Su día vital es mucho más importante que lo que nosotros creemos de ellos. El calor del día empieza a decaer y el sol se va poniendo en la orilla oeste. Es impresionante el silencio que existe ahora. Un atardecer espectacular, brillante y claro y escuchando en un determinado momento la llamada a la oración de un muecín de una mezquita cercana que ni siquiera observamos. Es un momento sublime, te das cuenta que estás en otro mundo, en otra civilización, en un río que es diferente a los demás. Es inolvidable y solamente por eso, merece la pena volver. Esa sensación sobre el río no la he tenido en nungún otro lugar del mundo.
Templo de Kom Ombo
Poco más adelante se llega a Kom Ombo donde se puede ver el templo de Sobek (dios cocodrilo), misteriosos y cuna de la medicina del antiguo Egipto. Como curiosidad también se puede visitar el nilómetro o medidor de la altura del río para determinar las crecidas de aquella época.
Aswan
Ya en el último tramo del recorrido y con el calor de la mañana, avistamos Aswan. Esta es la segunda ciudad de Egipto y se situa aguas abajo de la llamada primera catarata del Nilo. Lugar de espías, contrabando, novelistas y artistas, es una amalgama de cosas que a unos les hace atractiva y a otros no tanto, como me ocurre a mi. Allí todo gira alrededor del turismo de masas: el obelisco inacabado; paseo en falucas con espectáculo incluido; vista en camello al pueblo nubio a pie de la primera presa de Asuan; el templo de Philae...., cosas curisas que ver, sin duda, pero que están hoy día muy desarraigadas y lejos de lo que debería ser. Me centro en la reserva natural de la primera catarata, ente las rocas del Nilo y la Isla Elephantina. Un espacio natural lleno de remolinos, aves, anfibios y plantas curiosas. Se observan los papiros y el ibis entre otros y sobre todo, el silencio del entorno que hace que río suene como debería ser. El tiempo que se pasa en esta reserva natural, descarga cualquier estrés y te aleja del bullicio festivalero de los turistas de masas.
Reserva natural de la primera catarata del Nilo
Aswan es una ciudad densamente poblada. Sin embargo, por sus calles hay multitud de tiendas y puestos donde venden antigüedades. Fuera de los souvenirs característicos, hay que tener cuidado con el resto de cosas que puedes encontrar, pues adquirilas es un delito y puedes tener problemas.
Si en El Cairo las mujeres podía vestir cercanas a lo que denominamos moda occidental, por estos lugares es totalmente contrario. Aquí le gente es más distante, esquiva y no te miran con buenos ojos y me refiero fuera de lo que son las calles comerciales volcadas al turismo de masas. Puestos en aviso de este aspecto no poco importante, nos dirigimos a Abu Simbel.
Hay dos formas de ir, en avión o por carretera. En avión es más rápido y menos cansado, pero dice poco del Egipto que queremos conocer. Por carretera hay que ir en fomación de convoy por seguridad, no obstante, tenemos que ir por el desierto nubio y estaremos a pocos kilómetros de la frontera de Sudán, donde, según dicen, a veces grupos armados hacen alguna incursión atravesando la frontera que nos separa.
Lago Nasser, vista desde Abu Simbel
Templo de Abu Simbel
El viaje dura varias horas, pero merece la pena. Se sale muy temprano, a eso de las 4 de la mañana y poco a poco en el despetar de la carretera, vemos el amancer en el desierto. Las formas se van definiendo, el color empieza a aparecer y la claridad lo inhunda todo. Es sensacional ver amanecer en el desierto nubio. Cuando el sol ya apunta, vemos a lo lejos un espectáculo inigualable: el Lago Nasser formado gracias a la presa de Aswan. Impresionante masa de agua en la que aqui si existen los cocodrilos, donde vimos una formación de cormoranes de varios kilómetros migrando hacia el norte y donde al girar por un camino al borde del lago, nos damos de frente con el imponente templo de Abu Simbel.
Aguas abajo de la primera presa de Aswan
El sitio está lleno de turistas, pero si vas de forma independiente puedes buscar momentos de soledad y tranquilidad dentro de los templos. Es grandioso, es brillante y aun a sabiendas que lo tuvieron que mover unos metros de su sitio original para salvarlos de las aguas de la presa, la sensación es desgarradora para los sentidos. Merece la pena llegar hasta aquí, merece la pena venir a Egipto, merece la pena estar entre la gente y disfrutar de esta maravilla. A pocos metros de allí, junto al lago, se puede observar el hueco que dejó la ubicación original y la profundidad que tiene el lago en esa zona. Todo es grandioso y acongoja verlo, sentirlo y disfrutarlo.
La vuelta a Aswan te deja meditando todo el camino, pero con el alma llena de sensaciones y sentimientos encontrados. Tanta belleza, tanta historia, la seguridad, la conservación, las gentes del lugar, el acoso de los niños vendiéndote baratijas sin valor, en fin, una aventura que poco a poco llega a su fin.
En la próxima entrega nos pasearemos por un lugar que está fuera de los circuitos turísticos: Alejandría. Ciudad mítica de Egipto, tremendamente interesante y justa de ver.

jueves, 28 de enero de 2016

Viajando por el mundo: Egipto: El Cairo, Memphis, Saqqara

Cuando uno se propone a cierta edad conocer y visitar el Patrimonio de la Humanidad, se plantea por dónde empezar. Y es que hay mucha gente que te dice una cosa, otras, otras.... al final acabas deciciendo un destino, relativamente corto en tiempo, asequible y se prueba. Este es mi caso, cuando decidir ir a Egipto en el año 2004 y repetir seis años después, pues la experiencia fue de las que dejan huella y no descarto la posibilidad de volver una tercera vez.
Dos viajes distintos, en el que combinándolos descubro cosas que están alejadas del turismo de masas y gracias, eso sí, a las gestiones para poder contratar un guía local miembro de la academia de arqueología de Egipto, por lo que nos llevó a numerosos lugares y sitios arqueológicos al margen de los circuitos turísticos.
La vida en alguna calle de la zona antigua de El Cairo
En mi primer viaje, empecé por El Cairo. Recorrí sus barrios principales y calles ajetreadas, con tráfico endiablado y taxis en los que uno tenía que reir por no llorar y pensar en otras cosas antes de mirar cómo conducen. Sin embargo, la experiencia es inolvidable, sobre todo cuando se quieren meter nueve personas en un taxi donde caben cinco, pero al final entramos entre risas y propina para le conductor. La repetción en mi segundo viaje, demostró que pocas cosas habían cambiado, lo cual también era bueno desde mi punto de vista, por cuanto encontré lo que esperaba.
La gente de allí nos ve como somos, occidentales a los que de alguna manera nos tienen que sacar los euros. Fruto del propio turismo incontrolado, la población dedicada a estos menesteres ha cambiado sus costumbres ancestrales en este sentido, todo gira arededor del turista. Para huir de esto es complicado y si vas sólo te puedes meter en un buen lío, no obstante, con un poco de habilidad y sentido común, te puedes ir implicando entre ellos.
En el Mercado de al-Kalili, tras ver cantidad de puestos y tiendas, casi todas dirigidas al gran turismo, decidimos descansar en un cafetín típico para tomarnos un te y fumarnos tranquilamente una Shisha. Una vez que nos ven personas que disfrutamos de sus costumbres y las respetamos, nos ignoran y todo transcurre con suma normalidad. Es una interesante experiencia que recomiendo a todo el que vaya por allí. Sin embargo, la sensación de inseguridad no acaba de desaparecer nunca, pero ahí estriba también esa brizna de aventura que uno quiere vivir como algo extraordinario.
El Cairo tiene muchísimas cosas que ver, destacando entre todas ellas el Museo Arqueológico, lleno de joyas y donde disfruté enormemente, ya no sólo por su contenido, sino por su disposición en forma de almacén sin un orden lógico, que lo hace unico y digno de perderse en él. Joyas, tesoros, momias, sarcófagos, estatuas, pero merece la pena, sin duda, la máscara de Tutankamón. Es espectacular y no te cansas de observarla. Las dos veces que visitado el Museo me he dejado perderme en él y lo más curioso, que no ha cambiado en ese lapso. Sigue igual.
Mezquita de alabastro
El barrio copto, la mezquita de alabastro, las murallas de Saladino, la ciudad de los muertos..... horas y horas visitándolo y todo tan distinto y atractivo que queda reflejado para siempre en la retina. Esta inmensa ciudad tiene su atractivo, sin duda, y una visión desde la colina de la mezquita de alabastro es impresionante. No hay silencio, todo son coches, motos, pitidos.... es una ciudad viva de día y de noche y hay que verla con esa mentalidad.
Meseta de Giza
Messeta de Giza
Pero como lo más famoso es Giza con sus pirámides, me detengo en ellas. He visto por dentro dos de las tres pirámides (Keops y Micerinos) aunque mi hija ha llegado a ver las tres en otros dos viajes que ha hecho. La expriencia es indescriptible, hay que vivirlo y estar en silencio dentro de ellas. Para disfrutar de la zona, hay que aislarse del entorno, del acoso de los vendedores y niños, de los propios turistas, pero eso depende de cada uno y del propio espíritu de aventura e imaginación que tengas.  Cuando te pones al lado de los bloques de piedra, te das cuenta de la inmensidad de la obra, de la energia que guarda y del atractivo cultural y humano que tienen. Son espectaculares, sin más, quietas ahí por siglos, en el mismo sitio y reciiendo todos los años a visitantes de todo el mundo. Siempre he pensado si sus constructores fueron conscientes de lo que iba a ocurrir muchos siglos adelante.
Un poco más abajo se ve la Esfinge, también un monumento fantástico y que le deja a uno la imaginación dando vueltas, sobre todo, porque no se sabe qué pinta esa escultura allí, al parecer anterior a la edad de las pirámides. Todo eso juega un papel importante en el mito, en la sugestión nuestra cuando observamos todo el escenario.
Excavaciones en la zona de Sakkara
Pirámide de Zoser en Sakkara
A pocos kilómetros está el complejo de Sakkara. Para mí uno de los lugares más interesantes de Egipto. En este complejo el guía nos llevó a visitar excavaciones activas y lugares nunca vistos por los turistas. Fue iniciático aquello y saber que siguen descubriendo tumbas y pozos de enterramiento bajo nuestros pies, pone la carne de gallina. La pirámide escalonada y su entorno es muy curioso. Para la mayoría menos espectacular que Guiza, pero para mi, lleno de misterio que en momentos de soledad parecía retroceder miles de años y que el tiempo se paraba.
Mastaba de Mereruka (Saqqara)
A pocos metros de allí se pueden ver las excavaciones activas y entre ellas hay una zona llena de mastabas que se pueden visitar. Dos de ellas son curiosas: una la mastaba de Mereruka, cuya estatuta aparecía en los antiguos libros de texto del bachillerato (Mereruka al parecer fue un goberador de Memphis), muy conservada y curiosa y otra la pirámide de Teti, una de las más recientes descubiertas y con unos grabados espectaculares en el interior. La zona está llena de excavaciones y te sumerjes en un mundo arqueológico y de aventura donde vives tu propia película.
Para finalizar esta maravillosa visita, queda la ciudad de Memphis, de nombre legendario que recuerda el explendeor vivido en aquellos siglos. Por los huertos y descampados de esta ciudad se siguen viendo excavaciones y descubriendo lugares que expresan cómo se desarrollaba la vida en aquella ciudad. Entre palmeras y escombros, se ven a los egipcios excavando y encontrando artilugios de todo tipo.
El Cairo y sus alrededores me ha dejado un gran recuerdo. Las personas son distantes, no llegan a ser amables, pero tampoco antipáticas. Los más cercanos a la actividad turística son muy habladores, tratan de enredarte por sacar algún euro, pero poco más puedes esperar de ellos. Tienen unos recursos culturales excepcionales, pero el mercadeo negro es enorme y la sensación de descontrol sobre la gente, muy alta. A pesar de ello, merece la pena volver. El ambiente y el entorno lo suplen todo con creces.
El próximo capítulo abordará la subida por el Nilo, rumbo al sur, llena de sensaciones inolvidables que también merecen repetir.






jueves, 12 de febrero de 2015

El sentido de la vida: cuando uno es su propio coach



Tras los últimos acontecimientos acaecidos en el Máster, me planteo la idea de la cantidad de charlatanes y caras duras que viven a costa de los demás, sobre todo cunado alguien está pasando por un período anímico bajo. Cierto es que si existen y hacen negocio es porque alguien les escucha o tal vez responda a una moda de buscar el sentido a lo que nos está pasando.

Hace años era "pon un sicoanalista en tu vida", los norteamericanos "visito a mi siquiatra particular" y ahora en europa, "tengo un coach ".

Cuando dos personas a la vez se miran en un espejo, ambas lo primero que hacen es mirarse a si mismas. La persona A piensa para si, lo bien que estoy, mi vestido lo bien que me queda o tengo una arruguillla que me tengo que quitar. Solamente mira a la otra persona cuando acaba su sesión de narcisismo, y esa mirada fugaz es para decirse: "va, vaya pinta, no se puede comparar conmigo". La persona B por su parte, hace exactamente el mismo análisis. Si una tercera persona que llamamos "el observador" atiende a la escena pensará inmediatamente, "vaya par de idiotas", sin saber que tarde o temprano ella estará en una situación similar. 

Esto sólo ocurre en el ser humano. El ego o la percepción del yo es lo que le diferencia del resto de animales que hemos denominado no racionales. Desde luego nunca he visto a una culebra mirarse al espejo durante 5 minutos. Los animales no racionales sólo se fijan en sí mismo para la supervivencia, pero al contrario de nosotros, no tienen tiempo en fijarse en su aspecto, no les hace falta y no han desarrollado ese culto al yo. Miran a los demas, a su entorno vital y es lo que me ha hecho pensar en cuál es el sentido de nuestra vida (coaching profundo).
 
 Ahora vamos a haer una abstracción del yo. Me estoy mirando al espejo y describo la siguente escena entre mi yo reflejado y el yo narcisista.

Soy una persona aun joven, que he viajado mucho y acabo de llegar de la India con unas amigas. En mi mente no entra el casarme hasta que no encuentre el sentido y propósito de la vida. Soy resuelto y agresivo, trabajo en una universidad, con cierta libertad y tengo tiempo y permiso de mi jefe para tratar de encontrar la respuesta que busco. Tengo una mente activa, argumentadora y muy absorto en encontrar las respuestas a lo que me pasa en la vida y las de los demás apenas las escucho, solamente a muy contadas personas. A veces hablo muy atropelladamente, me puede más las ideas que me salen del cerebro que hilar las frases de una manera ordenada. Suelo citar dichos filosóficos y hago a otros recomendaciones acerca del sentido de la vida, para no mostrar debilidades relacionadas con las emociones. Estoy a veces atormentado y con ansiedad, que la sacio con la comida, con el gimnasio o con un culto al yo, para reflejarme ante el espejo y ante los demás como una persona guapa, en todos los sentidos.

Le digo a mi reflejo del yo que sin conocer el sentido de la vida, mi misma existencia carece de sentido y todas mis acciones son devastadoras: mi familia, mis novias, mis compañeros, mis amigos... Gano suficiente dinero para ir tirando, sin embargo sufro y se que la vejez, el deterioro físico y la muerte me espera como a todos aunque la quiero lo más lejos posible. Este es el camino de la vida, pero.... ¿cuál es el objeto de todo ello? no lo se. He acudido a coach, sicólogos, a gurús.... unos dicen unas cosas, otros otras ¿qué me dices tu?

 El yo virtual me responde ¿preguntas con el fin de comparar lo que se dice aquí con lo que se ha dicho en otra parte?
 
 Y le respondo: Sí. porque entonces podré elegir y mi elección dependerá de lo que yo considere que es verdadero.

Mi yo de enfrente me pregunta entonces; ¿crees que coprender qué es lo verdadero es una cuestión de opinión personal y depende de la elección? ¿crees que eligiendo descubrirás lo que es de verdad?

 Respondo casi sin pensar: ¿de qué otra forma puede uno encontrar lo real si no es a través de la elección, del razonamiento? Te voy a escuchar con mucha atención y si lo que me dices es satisfactorio, rechazaré lo que han dicho otros y ajustaré mi vida a la meta que tu hayas señalado. Soy totalmente serio en mi deseo de descubrir cual es el verdadero sentido de la vida.

 Mi imagen virtual me dice: Mira, antes de continuar. No es importante que te preguntes si eres capaz de buscar lo verdadero, y te lo digo con respeto, pero ¿puede la verdad depender de una opinión, del placer o de lo agradable que te produzca? Dices que aceptarás lo que te satisfaga, lo cual significa que no estás interesado en la verdad, sino que vas en pos de aquello que te resulte más satisfactorio. Estás dispuesto a pasar por el dolor, por la coerción, con tal de obtener aquello que en último término sea placentero. Tu buscas el bienestar emocional, el placer, no la verdad. La verdad ha de estar más allá del gusto o del disgusto ¿no crees? debe haber humildad al principio de toda búsqueda.

 Por eso stoy aquí delante tuya. Estoy buscando de verdad y confío en que tu como imagen perfecta mia me digas qué es lo verdadero y lo seguiré con espíritu humilde.

 No te confundas. Seguir es negar la humildad. Sigues a otro porque deseas triunfar, alcanzar una meta. Una persona ambiciosa, por más sutil y oculta que esté su ambición, nunca es humilde. Acatar la autoridad y establecerla como guía es destruir la claridad interna, la compresión. Perseguir un ideal por si sólo impide la humildad, porque el ideal es la glorificacón del "yo" del ego. cómo puede aquel que de diferntes formas da importancia al "yo" ser jamás humilde? Sin humildad, la realidad nunca puede manifestarse.



Pero todo mi interés al venir a ponerme frente a ti es descubrir cual es el verdadero sentido de la vida, no que me digas si soy o no humilde con indirectas.

No te confundas. Tu estás simplemente preso de una idea y ésta, se está convietiendo en una fijación. Esto es algo que uno tiene que controlar constantemente. En tu afán por conocer el verdadero sentido de la vida, has leído a muchos filósofos y buscado a muchos maestros. Has querido sacar lo mejor de cada uno según tu, aun sabiendo que unos dicen esto, otros dicen aquello.... y tu quieres saber la verdad. Ahora bien, ¿quieres saber la verdad de lo que ellos dicen o la verdad de tu propia indagación?
  
 Cuando tu me haces una pregunta directa como ésa, me siento un poco vacilante al responder. Hay personas que han estudiado y experimentado más de lo que a mí jamás me sería posible, y sería una absurda vanidad por mi parte desechar lo que ellos dicen cuando puede ayudarme a descubrir el significado de la vida. Pero cada uno habla de acuerdo con su propia experiencia y comprensión, y a veces se contradicen unos a otros. Los budistas afirman una cosa, y los cristianos, otra muy diferente y los agnósticos todo lo contrario. Por favor, ayúdeme a encontrar la verdad de todo esto.
  
Ver lo falso como falso, la verdad en cuanto a lo falso, y lo verdadero como verdadero no es fácil. Para percibir claramente, tiene que haber libertad con respecto al deseo, que tergiversa y condiciona la mente. Anhelas tú tanto encontrar la verdadera significación de la vida que tu mismo anhelo se convierte en un obstáculo para comprender tu propia investigación. Quieres conocer la verdad de lo que has leído y de lo que han dicho tus maestros o cuantas personas con las que has estado dependiendo, ¿no?

Sí, definitivamente, respondo a mi yo reflejado.

Entonces tienes que ser capaz de descubrir por tí mismo lo que es verdad en todas esas declaraciones. Tu mente debe ser capaz de tener una percepción directa; si tu percepción no es directa, te perderas en la selva de las ideas, las opiniones y las creencias. Si tu mente no tiene la capacidad de ver lo que es verdad, serás tú como una hoja a merced del viento. Así pues, lo importante no son las conclusiones y aserciones de otros, sean cuales fueren, sino el que tú tengas una percepción instantánea de lo que es verdadero. ¿No es esto lo más esencial?

 Por lo que dices creo que lo es, pero.... ¿cómo voy a recibir ese don?

La comprensión no es un don reservado a una minoría, sino que llega a quienes son serios en el conocimiento de sí mismos. La comparación no trae comprensión; la comparación es otra forma de distracción; es una evasión, como lo es el juicio. Para que la verdad aflore, la mente debe estar libre de toda comparación y evaluación. Cuando la mente compara y evalúa no está quieta, está ocupada; y una mente ocupada es incapaz de tener una percepción clara y sencilla.

¿Quiere esto decir, entonces, que debo despojarme de todos los valores que he respetado, del conocimiento que he acumulado?

¿No es necesaro que la mente sea libre para descubrir? ¿Acaso el conocimiento, la información, las conclusiones y experiencias de uno mismo y de otros, esta vasta y pesada acumulación que es la memoria, trae libertad? ¿Hay libertad mientras exista el censor que juzga, condena, compara? La mente nunca está quieta si hay en ella una constante actividad de adquisición y cálculo; y ¿no ha de estar quieta la mente para que la verdad aflore?

Entiendo lo que dices, pero ¿No estás pidiendo demasiado a una mente simple e ignorante como la mía?

¿Eres tú simple e ignorante? Si realmente lo fueras, sería una gran delicia empezar con la verdadera indagación; pero desgraciadamente no lo eres. La sabiduría y la verdad acuden a la persona que verdaderamente dice: "Soy ignorante; no sé". Los sencillos, los inocentes, no quienes están saturados de conocimiento, verán la luz, porque son humildes

 Eres muy pesado con eso. Yo quiero una sola cosa: conocer el verdadero propósito de la vida; y tú me inundas de cuestiones que me superan. ¿No puedes, por favor, decirme en palabras simples cuál es el verdadero significado de la vida?"

Mi querido yo, tienes que empezar muy cerca para llegar lejos. Quieres lo inmenso sin ver lo que está aquí mismo. Quieres conocer el sentido de la vida. La vida no tiene principio ni fin; es tanto muerte como vida; es la hoja verde; y la hoja seca que el viento arrastra; es el amor y su inconmensurable belleza, el dolor del aislamiento y la dicha de la soledad. No puede medirse, ni la mente puede descubrirla.

 Como ves, ser coach de uno mismo conlleva a resultados racionales, si uno está en sus cabales. Ahora bien, si a esto le sumo un poco de dinamismo, palabrería, exotismo de velas y zumos naturales y unos maravillosos viajes iniciáticos en oriente donde uno se encuentra con su propio yo, ¿tenemos un verdadero coach?.

Sale más barato mirarse al espejo.